La conducción perfecta no existe, e incluso los conductores más cuidadosos causan algún arañazo en su coche en algún momento de su vida. ¡Que levante la mano quien nunca le haya hecho ni el más mínimo rasguño al coche! Y no vale si te sacaste el carné la semana pasada.
Descubrir un arañazo en el coche puede ser muy frustrante, especialmente si el culpable no es uno mismo y ha sido ocasionado por un tercero. Aunque puede ser aún peor: acabas de comprar un coche de ocasión en perfecto estado y lo rallas entrando al garaje por no tenerle pillada la medida al nuevo coche…
Y aunque los arañazos más grandes o muy profundos requieren de profesionales para una completa reparación, los más superficiales pueden ser perfectamente arreglados siguiendo algunos consejos que hemos preparado para ti.
Pero antes de ponernos manos a la obra, es importante conocer el origen del arañazo o raspón. Si ha sido causado por un tercero, intentar en la medida de lo posible identificar a ese conductor y así pasarle parte a su seguro. Otra opción es que ese rasguño forme parte de un acto de vandalismo deliberado; en ese caso lo debes hacer es presentar una denuncia y ponerte en contacto con tu compañía de seguros para ver si está cubierto por tu póliza.
Antes de ponerte a intentar arreglar cualquier arañazo por ti mismo, es importante saber discernir si esto será posible o si, por el contrario, no nos quedará más remedio que dejarlo en manos de los profesionales. Para ello, es vital conocer cómo está formada la pintura del coche.
Normalmente, existen tres capas principales que conforman la pintura del coche; de más superficial a menos: hay una capa transparente, después está la capa base donde se encuentra el color y, por último, la capa de imprimación. Debajo de estas encontraríamos el panel metálico del que se conforma la carrocería.
En cualquier caso, antes de empezar con el trabajo necesitarás algunos materiales:
En este caso, nos referimos a los arañazos más leves, producidos en esa primera capa transparente que protege la pintura. Haz esta prueba: pasa tu dedo por encima; si no lo notas, quiere decir que se puede arreglar fácilmente. Este tipo de arañazos pueden arreglarse sin mucha dificultad puliendo la zona afectada. Para ello, hazte con un paño suave o gamuza y aplica cera o ‘pulimiento’ para automóviles. Si cuentas con una pulidora entre tus herramientas, sin duda te facilitará el trabajo.
Si al pasar el dedo puedes sentir perfectamente el arañazo, o puedes ver que se ha perdido el color dejando ver la capa de imprimación, entonces habrá que trabajárselo un poco más.
En este caso, además de la cera para rematar el trabajo, necesitarás hacerte con la pintura de retoque específica del color de tu coche. Para ello deberás identificar el nombre o código de color exacto de la pintura; primero, revisa si aparece en la documentación de tu vehículo. Si ahí no está indicado, debes tener en cuenta que cada fabricante lo coloca en un sitio distinto. Por lo general, puede encontrarse en el maletero, en el capó, en los marcos de las puertas o en el parabrisas, justo al lado del parasol. También puedes acudir a buscadores de códigos de color para el coche en Internet.
Cuando tengas la pintura de retoque específica del color de tu coche, tendrás que pulir la zona con una almohadilla abrasiva de grano muy ligero; esto, además de limpiar las asperezas, nivelará la zona y la dejará lista para aplicar la pintura de retoque. Una vez aplicada y haber dejado que seque bien, deberás administrar la cera protectora con un paño suave o gamuza.
Si el arañazo ha ido más allá de la capa de pintura de imprimación y se puede ver el metal de la carrocería, quizá sea el momento de llevarlo a un profesional. Es cierto que con los materiales adecuados y cierta destreza puede hacerlo uno mismo, pero corremos el riesgo que la reparación no se haga correctamente y que con la humedad, el calor y el frío, la carrocería se vea afectada a largo plazo.
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