Si alguna vez te ha llegado el momento de decir adiós a tu fiel compañero de cuatro ruedas, puede ser que te hayas preguntado: ¿a dónde van a parar los coches una vez que los dejamos en el desguace? Bueno, pues la respuesta es esperanzadora; no se trata de un adiós, sino más bien un hasta pronto. Y es que, por si no lo sabías, ¡la mayor parte de las piezas de un automóvil adquieren un nuevo uso al final de la vida útil de vehículo! En concreto, se estima que se recupera hasta un 95% en peso de todos sus materiales.
Así es, el automóvil es un ejemplo perfecto de economía circular; puesto que los vehículos pueden ser reparados, pero cuando llega el final de su vida útil, podemos seguir beneficiándonos de prácticamente su totalidad. Cuando los coches han llegado al final de su vida útil no son simplemente abandonados en un rincón oscuro de un desguace, sino que se les dé la oportunidad de renacer en nuevas formas y funciones.
Esta visión es la base del reciclaje de vehículos, un proceso que permite desmantelar cuidadosamente cada componente y materiales para darles una nueva vida. Desde las baterías al chasis, desde las piezas metálicas hasta el interior del automóvil; en este segundo acto, los coches se convierten en una fuente inagotable de materiales valiosos como metales, plásticos y baterías, que pueden ser reutilizados en una variedad de aplicaciones.
Lo primordial es la reutilización, después el reciclaje y, por último, la recuperación energética; y es solamente lo restante de estos tres procesos, es lo que terminará finalmente en el vertedero.
Todo comienza por los CAT, es decir, los Centros Autorizados de Tratamiento, comúnmente conocidos como desguaces. Estos son el lugar donde todos los propietarios deben llevar sus coches cuando se quieren desprender de él. No solo porque es una obligación legal, sino que además también es el único punto en el que se garantiza que el vehículo se trata medioambientalmente de forma adecuada.
Lo primero que hace el CAT cuando un vehículo llega a sus instalaciones es darlo de baja, luego posteriormente, se procede a lo que se conoce como descontaminación, es decir, retirar del vehículo todos los elementos nocivos para el medio ambiente: aceites, baterías, líquidos, refrigerantes, etc., y una vez que están terminadas esas dos operaciones, entonces se procede al despiece: cada vehículo es despojado de sus partes en un cuidadoso acto quirúrgico para que posteriormente puedan ser reacondicionados y vendidos como piezas de repuesto.
También se retiran algunos neumáticos que no tienen ya funcionalidad, los grandes plásticos, como pueden ser los parachoques, y en otros casos también, los vidrios; que luego van a ser entregados a los recicladores. El proceso de desmontaje no solo reduce el desperdicio, sino que también crea empleos y oportunidades económicas locales.
Posteriormente, lo que se hace es compactar el vehículo para facilitar su transporte, y luego se envían al fragmentador. Te sonará esta parte porque esa máquina compactadora es un clásico recurso cinematográfico para que los mafiosos de turno puedan deshacerse de un cuerpo de manera rápida.
Las instalaciones de fragmentación son como molinillos gigantes en los cuales se mete el coche y se van haciendo trocitos hasta que estos llegan al tamaño de la mano. Y con ese tamaño, va a unas instalaciones de fundición, para de nuevo tener acero, para poder hacer lavadoras, bicicletas, etc. Luego hay otra fracción, conocida como metales sucios, que llevan metales no férricos, plomo, zinc, cobre, etc., mezclados con gomas y espumas. Y con esa fracción, ya tenemos de nuevo aluminio para poder hacer ventanas, cobre para poder hacer de nuevo cables… Por último, ¿qué ocurre con esta mezcla de gomas y espumas? Es llevada a valorización energética, pues esa fracción es combustible que produce energía.
El reciclaje de vehículos representa una transformación sostenible que da a nuestros coches y a todos los materiales de los que se componen una segunda vida. Desde el desmontaje y la recuperación de valiosos materiales hasta la reutilización y el reacondicionamiento de componentes, este proceso demuestra cómo la industria automotriz está comprometida con la responsabilidad ambiental y la economía circular. El reciclaje de coches no sólo reduce la cantidad de residuos y la presión sobre nuestros recursos naturales, sino que también crea empleos y oportunidades en la economía local.